Ser madre es entender sin palabras la inocencia, es tener barro fresco en tus manos, es la dicha de poder dar lo mejor de ti y se puede ser de muchas maneras como las Madres SOS, quienes eligieron brindar su vida y dedicación a muchos niños y niñas, adolescentes que han perdido el cuidado de sus familias de origen o están en riesgo de perderlo.
Toda madre SOS debe tener herramientas, capacidades y destrezas sobre todo vocación de servicio para crear un entorno estable, afectivo y protector que permita a los pequeños y adolescentes vivir en un ambiente familiar. Ruth una mamá SOS ya tiene 11 años dedicándose a esta labor, “para mi es una forma de vida, soy la mamá de la casa y es una experiencia bonita por ejemplo he tenido una bebe de un mes de nacido y la emoción de verla crecer, su primer día de clases o ir a sus reuniones, participar de sus actividades ya sea campeonatos, danzas todo es indescriptible lo que se siente”, nos refiere Ruth.
Tal vez el momento más triste para una madre es cuando los hijos toman sus propios caminos, se hacen grandes y tienen que emprender vuelo, el caso de los niños de la Aldea sucede mucho antes porque son adoptados, “es triste porque te acostumbras a ellos yo tuve una niña recién nacida a quien le di mi apellido y cuando íbamos a sus controles a la posta veía a las mamas embarazadas me preguntaba si yo estaba así o cuando estaban lactando y le decía que sí, cuando inicio su proceso de adopción le tuve que decir la verdad, al principio fue un poco difícil para las dos porque estuvimos juntas siete años, sin embargo lo asimilamos ella se fue feliz y también me quede tranquila”.
El hecho de no ser la madre biológica no significa que ellas no tengan la capacidad de dar amor, de madrugar cada mañana para preparar el desayuno para todos sus hijos, ir a las reuniones en el colegio, de llamar la atención cuando un hijo se porta mal, de sentirse orgullosas de los logros que obtienen “muchos de nuestros hijos que ya están fuera, siguen estudiando en universidades e institutos y eso a una mamá le hace feliz más aún cuando ellos se recuerdan de ti, te visitan con regalos, sorpresas y se comportan como los hermanos mayores”, nos cuenta Dionisia mamá SOS.
Cuando me inicie en la Aldea no fue fácil, tenía que lidiar con cada niño/a, porque cada uno viene con una historia distinta y es así cuando llega un nuevo integrante a nuestra familia y el reto de cada una de nosotras es que ellos recuperen la sonrisa, refiere Dionisia otra mamá SOS de la Aldea del Distrito de Sicaya, ella actualmente tiene seis hijos todos ellos en plena adolescencia.
Sin embargo, toda labor que realizan las mamás y tías SOS con optimismo y esperanza, dispuestas a seguir trabajando para brindar el cuidado de calidad que se merece cada niño/a y adolescente de la Aldea SOS de Sicaya es retribuido con el calor y amor que reciben por parte de sus hijos.
La Aldea SOS de Sicaya alberga 56 niños, niñas y adolescente quienes articulan todo los esfuerzos con el estado y las empresas, en favor de todos ellos. Cada uno de nosotros puede ser parte de esta gran familia con solo ser un Amigo SOS, para hacer este proyecto más sostenible en el tiempo.
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